El nuevo paquete de empleo juvenil forma parte de la iniciativa Rethinking Education («Replantear la educación»), diseñada para reducir la tasa de desempleo juvenil. Los estudios al respecto han mostrado que dicha tasa se acerca al 23 % en la Unión Europea, pese a que existen más de dos millones de puestos de trabajo sin cubrir.
La Comisión Europea acaba de presentar un «paquete de empleo juvenil» en el que se solicita a todos los Estados miembros que garanticen que todos los jóvenes reciban una oferta de empleo o de formación de calidad en un plazo de cuatro meses tras haber terminado sus estudios o haberse quedado en paro. La medida propuesta aprovecharía plenamente la financiación europea y en concreto la del Fondo Social Europeo (FSE), creado con el fin de reducir las diferencias en cuanto a prosperidad y niveles de vida en todos los Estados miembros y regiones de la Unión Europea.
El nuevo paquete de empleo juvenil forma parte de la iniciativa Rethinking Education («Replantear la educación»), diseñada para reducir la tasa de desempleo juvenil. Los estudios al respecto han mostrado que dicha tasa se acerca al 23 % en la Unión Europea, pese a que existen más de dos millones de puestos de trabajo sin cubrir.
Para dar con una solución se insta a los Estados miembros a que adopten medidas urgentes destinadas a garantizar que los jóvenes adquieran las capacidades y las competencias demandadas por el mercado laboral y se cumplan los objetivos de crecimiento y empleo.
La necesidad de adoptar un enfoque educativo más dinámico se aprecia en los setenta y tres millones de europeos (un veinticinco por ciento de la población adulta) que, según las estadísticas, poseen un nivel de estudios bajo. Cerca del 20 % de los quinceañeros carecen de un nivel cultural adecuado y en 5 países más del 25 % muestran poca aptitud para la lectura (Bulgaria 41 %, Rumanía 40 %, Malta 36 %, Austria 27,5 %, y Luxemburgo 26 %). El abandono escolar sigue siendo inaceptablemente alto en multitud de Estados miembros: en España se sitúa en el 26,5 % y en Portugal en el 23,2 %, cuando el objetivo de la UE es inferior al 10 %. Además, menos del 9 % de los adultos participan en actividades de aprendizaje permanente, siendo en este caso el objetivo de la UE del 15 %.
Androulla Vassiliou, Comisaria de Educación, Cultura, Multilingüismo, Juventud y Deporte, admite que estas estadísticas muestran una carencia importante de los sistemas educativos y formativos: «La situación ha empeorado desde que la crisis económica ha conducido a varios Estados miembros a recortar fondos en educación y formación».
Añadió que «Europa sólo conseguirá volver a la senda del crecimiento constante si logra personas versátiles y muy cualificadas con capacidad de innovación e iniciativa empresarial. La inversión eficiente y bien dirigida es básica para lograrlo, pero no se alcanzarán los objetivos mediante la reducción de los presupuestos en educación.»
La atención se centra ahora en la educación con el fin de que se corresponda mejor con las necesidades de los estudiantes y del mercado laboral y al mismo tiempo en adaptar y modernizar los métodos de evaluación empleados. El empleo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y los recursos educativos abiertos (OER) también debe ampliarse para que abarquen todos los contextos educativos. No obstante, los profesores han de recibir formación periódica que les permita actualizar sus competencias. En la estrategia también se solicita a los Estados miembros que fortalezcan los vínculos entre la educación y las empresas y que se acerquen estas últimas a las aulas para dar a conocer a los jóvenes la realidad del mercado laboral mediante un aumento de la formación en prácticas. También se ha invitado a los ministros de Educación de la Unión Europea a que amplíen su cooperación en actividades de formación en prácticas a nivel nacional y europeo.
Entre las actividades de «Replantear la educación» se incluyó la encuesta de la Comisión «Monitor de la Educación y la Formación» realizada este año, que delineó la oferta de capacidades de los Estados miembros. En dicho documento se concluyó que es necesario dedicar mucha más atención al desarrollo de capacidades transversales y básicas en todos los niveles, destacándose las capacidades de iniciativa empresarial e informática.
También se hizo hincapié en la mejora del aprendizaje de idiomas y se fijó un punto de referencia nuevo para 2020 según el cual al menos el 50 % de los quinceañeros deberá dominar al menos un idioma distinto a su lengua materna (desde un 42 % actual) y al menos un 75 % deberá estudiar otro idioma más (desde el 61 % actual). La inversión en estas capacidades se considera vital para crear unos sistemas de educación y formación profesional de primer orden mundial así como para aumentar la formación en prácticas.
El objetivo de los Estados miembros es la mejora del reconocimiento de los títulos y las capacidades, incluidos los obtenidos al margen de los sistemas de educación y formación reglados. La tecnología, y en concreto Internet, habrán de aprovecharse al máximo y las escuelas, las universidades y los institutos de formación profesional deberán aumentar el acceso a la educación mediante OER.
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